¿Estilo explicativo optimista o pesimista?

Posted: lunes, 26 de diciembre de 2011 by Sol in
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El concepto de indefensión aprendida, acuñado por Seligman y colaboradores
en los años sesenta, describía un proceso que se observaba en animales,
cuando se les exponía a descargas eléctricas que no podían hacer nada para
evitar. Los perros se resignaban, y asumían una actitud mediada cognitivamente
de indefensión, que generalizaban a situaciones futuras dejándoles secuelas
motivacionales cognitivas y emocionales. En estudios posteriores se
comprobó que podía inmunizarse a los animales contra la indefensión exponiéndoles
a situaciones “controlables”: los animales aprendían que era posible
controla ciertas situaciones, y generaban expectativas positivas que aplicaban
en nuevas situaciones conflictivas. Estos hallazgos llevaron al desarrollo de
aplicaciones terapéuticas para desaprender la indefensión (Peterson & Steen,
2005).
Cuando Seligman (2007) abandonó los experimentos con animales, y reflexionó
sobre la teoría de la indefensión aprendida, reconoció que el modelo
era claramente deficiente (p. 47):

"Tras diez años dedicados a la indefensión aprendida, cambio de opinión sobre lo
que sucedía en nuestros experimentos … no todos los conejillos de indias y los perros
se vuelven indefensos tras una descarga ineludible, ni tampoco todas las personas
después de que se les presenten problemas insolubles o ruidos inevitables. Uno
de cada tres nunca se da por vencido independientemente de lo que hagamos. Además,
uno de cada ocho se muestra indefenso ya al empezar; no hace falta ninguna
experiencia con lo incontrolable para que se rindan"

¿A qué se deben estas diferencias? Los estudios posteriores con personas demostraron
las carencias del modelo inicial de indefensión aprendida, que
quedó como una explicación de los hallazgos excesivamente simple. Peterson
y Steen (2005) establecen que, para que pueda hablarse de indefensión
aprendida en sentido estricto, deben cumplirse ciertas condiciones:

1) Que las acciones de la persona no tengan ningún efecto sobre la situación.
Así, debe diferenciarse este concepto del proceso de extinción (desaparición
de todo tipo de refuerzo de la conducta) y de la pasividad aprendida (cuando
no se refuerzan, o se castigan, las respuestas activas y/o se refuerzan las pasivas).
2) Que esté presente una forma característica de interpretar, explicar y extrapolar
el aprendizaje a nuevas situaciones (mediación cognitiva).
3) Que se produzca la generalización de la respuesta pasiva a nuevas situaciones.
La indefensión se demuestra cuando se muestra pasividad ante nuevas
situaciones diferentes a la inicial.

Todo ello llevó a los investigadores a plantear la reformulación atribucional
del fenómeno de la indefensión. Efectivamente, sin cuestionar que las situaciones
incontrolables pueden producir déficits, se estableció que la naturaleza
de los mismos depende de la atribución causal. Las personas podemos atribuir
lo que nos sucede a:


- Causas estables (algo permanente y prácticamente inmodificable) o inestables
(algo transitorio y provisional) (Permanencia).
- Causa globales (algo que afecta a todas mis experiencias y mis conductas) o
específico (algo que sólo afecta a esta situación en concreto) (Ubicuidad).
- Causas internas (algo que está en mí mismo) o externas (algo que está en
las circunstancias exteriores).


Así, se fue consolidando la noción de que las personas tenemos un estilo explicativo.
Es decir, tendemos a dar explicaciones similares a diferentes situaciones
comprometidas o estresantes. Un estilo basado en explicaciones internas,
estables y globales, para los acontecimientos negativos, se considera pesimista.
Por el contrario, considerar que sus causas son externas, inestables y
específicas, perfilan el estilo optimista.


Ejemplo de un suceso negativo: La muerte de un ser querido.
- Ejemplo de respuesta pesimista: La tristeza durará siempre, nunca me sobrepondré
a esta pérdida. Cuando las personas pesimistas se encuentran
con un acontecimiento desagradable tienden a verlo como algo permanente.
Consideran que sus causas son estables, que esa desgracia le afectará
por mucho tiempo.
- Ejemplo de respuesta optimista: La tristeza pasará tras un tiempo, la vida
debe seguir su curso. Los optimistas por el contrario lo ven como algo pasajero;
y atribuyen lo sucedido a causas transitorias y efímeras.


Ejemplo de un suceso positivo: Un éxito en un examen.
- Ejemplo de respuesta pesimista: Me he esforzado y me ha salido bien. Los
pesimistas tienen un estilo transitorio. Lo ven como algo pasajero; y atribuyen
lo sucedido a causas transitorias y efímeras.
- Ejemplo de respuesta optimista: Tengo talento, valgo para estudiar. Los
optimistas tiene un estilo permanente. Consideran que sus causas son estables.


Ejemplo de un suceso negativo: Un fracaso en el campo amoroso.
- Ejemplo de respuesta pesimista: No soy capaz de relacionarme bien con el
sexo opuesto. Los pesimistas piensan en los eventos desagradables en términos
universales y consideran que afectará a todas sus demás relaciones.
Utilizan términos tales como: “nunca”, “siempre”, “todo el mundo”, “nadie”,
etc. Dicen por ejemplo: “las cosas siempre me salen mal", “todos los
hombres (o las mujeres) son sinvergüenzas”.
- Ejemplo de respuesta optimista: No me he entendido con esta persona en
concreto, pero mi media naranja está a la vuelta de la esquina. Los optimistas,
por el contrario, piensan sobre estos eventos en forma específica: “este
hombre (o esta mujer) se ha portado como un sinvergüenza”, “este asunto
me salió mal”. Los optimistas adoptan un estilo específico.

2 comentarios:

  1. Anónimo says:

    puto portafolio de psicologia social, jeyson!!!

  1. Anónimo says:

    Un optimista piensa que vive en el mejor de los mundos posibles, un pesimista teme que eso sea cierto.