La selva de Horacio Quiroga

Posted: lunes, 15 de agosto de 2011 by Sol in Etiquetas:
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La semana pasada estuve de viaje por las Cataratas del Iguazú, del lado brasilero, aunque, obviamente, pasé por el lado Argentino (que me gustó más)
Con Hernán pensábamos qué libro llevarnos para leer, y yo agarré mi cuento favorito de la infancia, aquel que mis padres me leían todo el tiempo antes de irme a dormir. "Cuentos de la Selva" de Horacio Quiroga. Así fue cómo empezó mi amor por este escritor. Mi papá me lo dio a conocer, y desde ese momento no lo dejé más. Recuerdo cómo disparaba mi imaginación con "La Tortuga Gigante" y cómo me imaginaba que serían los Coatís. Me encantaba hacer imágenes en mi cabeza de los Yacarés construyendo Diques, de un loro pelado y de una gamita con anteojos amarillos. Leer Horacio Quiroga me tranquiliza porque me acerca a mi papá y al abuelo que nunca conocí. Mi abuelo Julio, un hombre que dedicó su vida a dar clases en lugares donde nadie querría vivir y tan buen profesor era que hasta le hicieron un monumento (que nunca pude conocer)
Entonces, como decía, de chiquita me imaginaba la selva de colores (tan errada no estaba porque de verdad, la selva tiene muchos colores) y me encantaba, me fascinaba ese libro. Así que por fin, luego de tantos años, conocí a los Coatís y supe cómo es la selva. Y de paso, leía mi libro de cuentos favorito de la infancia. 
Claro, la lectura no fue la misma. Pensé mucho acerca de la historia de este escritor y cómo eso podía denotarse en sus cuentos. Son cuentos de todos los colores pero también son grises. Pero, ¿hubiera escrito esos cuentos si su vida hubiera sido menos tormentosa? Horacio Quiroga es un escritor que conoció la muerte desde muy chiquito y se hizo muy amigo de ella. Cuando muchos niños sólo pensaban en los colores de la selva, él pensaba a la muerte y trataba de asimilarla a su vida. La muerte de su padre, el suicidio de su padrastro, la bala que escapa a su escopeta y mata a un amigo por accidente, las muertes de sus amores y el cáncer. Creo que por eso, también Quiroga saca mucho de Poe, otro autor que le encanta a mi padre. 
Fue un viaje hermoso y sin duda, no podría haber elegido un libro mejor.

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