Para los que el mañana ya fue ayer, y luego será demasiado tarde, sin que hoy o ahora puedan ellos hacer nada por cambiar ese destino fatal. Basta asomarse a la vida latinoamericana de cada día, para saber que la imaginación literaria no ha hecho más que depurar un hecho esencial de nuestra realidad. Como en el ICC freudiano, todas las contradicciones son posibles en el mundo latinoamericano, ya que la lógica parece no contar, por lo menos aquella lógica que se basa en la razón y no en los intereses creados. Los periódicos golpes de estado que se producen en algunos de estos países constituyen una parte integrante del “folklore latino” y representan simples vueltas a la tortilla para seguir asándola del otro lado; es decir, para que otro grupo minoritario tome el turno para el disfrute del pastel, y para el pueblo todo siga igual. Se podría decir que los pueblos latinoamericanos se hallan sumidos en una siesta forzosa. Un aparente estancamiento del tiempo histórico donde las cosas son como son, como fueron ayer y como serán mañana. Sólo el presente cuenta, por el estrechamiento forzoso de las posibilidades de vida. Sin memoria histórica ni proyecto de vida, se diría que a los pueblos latinoamericanos no les queda más perspectiva que la aceptación fatal de sus destinos.
FATALISMO: significa predicción, oráculo, de ahí destino inevitable. Pero también algo es fatal cuando es infeliz, desagradable. En castellano, fatalidad tiene esa doble connotación de futuro inevitable y desgraciado. El destino de todos ya está predeterminado y todo hecho ocurre de modo ineludible. Al humano no le queda más destino que acatar, someterse a su suerte prescrita. La comprensión fatalista de la existencia que se atribuye a ciertos pueblos latinoamericanos, puede entenderse como una manera de situarse frente ala propia vida; pone de manifiesto una peculiar relación de las personas con sí mismas y con los hechos de su vida y que se traducirá en comportamientos de conformismo y resignación.
Las ideas más comunes de la actitud fatalista son las siguientes:
1) Los principales aspectos de la vida de las personas están definidos en su destino desde el momento mismo en que nacen: lo que sí y no podrán ser. La existencia es el despliegue de ese proyecto de vida predeterminado.
2) Las personas no pueden hacer nada para evadir o cambiar su destino fatal. La propia acción no puede cambiar ese destino fatal
3) La definición del destino de las personas es atribuido a Dios. Un Dios lejano y todopoderoso al que de nada serviría oponerse decide el destino de cada persona. EL fatalismo supone la mitificación de las fuerzas históricas como Dios.
La mayoría de la población latinoamericana presenta los siguientes rasgos caracterológicos:
Personalidad Autoritaria: en el sentido que se tiende a confiar en la autoridad para fundar las acciones y los juicios. Pasar la responsabilidad a fuerzas externas. Conformismo. Inclinación a considerar el pasado y el presente como foco temporal de la vida humana, sin prestar atención al futuro. Una forma más sutil de atribuir el fatalismo al carácter o a la personalidad de los individuos es la de vincularlo con una baja “motivación de logro”: decir que el obrero latinoamericano a diferencia del norteamericano no progresa porque carece de esa ambición y empuje; esto es otra forma psicologista de cargar a la víctima con la culpa de su situación. La experiencia de las poblaciones marginadas muestra lo falso de esta tesis. No es voluntad, ni deseo ni empuje lo que falta a muchos marginados.
6 comentarios:
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Me parece correcto lo que decís en cierto punto, uno cuando lee un autor no puede dejar de pensar en la historia que lleva detrás, porque esa misma historia consiste en el cristal por donde mira. Considero que hay cosas con las que estoy y no estoy de acuerdo, pero no me pareció correcto poner sólo las cosas con las que sí coincidía. Creo que el latino tiene un poco esa visión fatalista de la vida, de dejar todo en manos de Di´s, de confiar libre y absolutamente en sus autoridades (politicas). Cuando nos pasa algo ¿qué decimos? Cuando Di´s va a dejar de mirar para este lado decimos. ¿Por qué nos pasa esto a nosotros? Di´s da pan a quien no tiene dientes. Son refranes que se nos hacen conocidos porque resuenan en boca de todos. Hay cierta tendencia a esto, pero creo que no sólo de los latinos sino también del ser humano en general.
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El primer tema de nuestra conversación es la cosmovisión personal que sustenta nuestras creencias y nuestros valores. Doy por hecho que para todo hay muchas opiniones diferentes. A continuación van mis conocimientos y mis ideas: Cierto, los conquistadores españoles masacraron a los indígenas americanos. No es menos cierto que los misioneros de la iglesia católica colaboraron en defender a los indígenas. Por eso hay muchos más indígenas en Latinoamérica que en Norteamérica. La iglesia reformada de allá colaboró en gran medida en calificarlos como "hijos del diablo" y los ingleses partieron con la costumbre del corte de cabelleras, pagándolas, pues de ese modo se acreditaba la muerte de un indígena. Por otra parte, Ignacio Martín Baró como persona del siglo XX no carga con las atrocidades cometidas por los conquistadores. Por el contrario, él representa a quienes defendieron y siguen defendiendo a los indígenas. Finalmente, en Apocalypto, película magistral de Mel Gibson, se muestra lo que ya sabemos por otras fuentes: los sistemas teocráticos indígenas practicaban los sacrificios rituales. El imperio inca sacrificaba niños en la cumbre de los cerros también como ritual y aplicaban un proceso de momificación. En resumen, nadie es tan bueno ni nadie es tan malo. Cada uno de nosotros es responsable de sus actos individuales y sociales. Y teniendo presente la fuerza de la presión social, yo estoy de acuerdo en que nuestra cultura latina logra inculcar a las masas sociales, el fatalismo, el autoritarismo y el conformismo. Eso es una verdad irrefutable. Me parece increíble que haya personas cuya máxima esperanza es "escribir a la Presidenta", para que le arregle su problema. A la base de esa cartsa está su fatalismo, conformismo y delega en el exterior de sí mismo, la solución de sus problemas: una autoridad. Quiere decir que aún no nos hemos liberado de las monarquías. Esto que escribo, se ve, se siente, se palpa, se vive diariamente.
Manuel
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Solo tengo por decir que asi como se lee el contexto de Baró sobre su procedencia religiosa, en esa misma linea hay que RESALTAR que el se inscribia a una linea llamada teologia de la liberación, la cual era pensada desde y para latinoamerica... su principal cuestionamiento: ¿Cómo conseguir que nuestra fe no sea alienante sino liberadora?......... liberadora de la opresion. Hay que leer tambien el contexto de sus ideas y sus acciones...... cuantos Sacerdotes Jesuitas no fueron asesinados? precisamente por sus ideales, empezando por el mismo Ingacio Illacuria, uno de los grandes exponentes de dicha corriente. Sigamos indagando y estudiando y pues mirando más allá de las cosas.
Solo apuntooo esoo. Bye un saludooo!!
¿No suena un poquitín xenófobo Don Baró? Además, un sacerdote jesuita español que refiere a la salud mental en la sociedad latinoamericana, caracterizada por la opresión, se olvida de sus antepasados conquistadores que introdujeron precisamente el despotismo, el crimen, la tortura, la avaricia, la esclavitud y demás deformaciones en una sociedad primigeniamente ingenua, respetuosa del prójimo y armónicamente socializada, que utilizaba el oro para obras de arte, para admirar y no para comerciar.