El pasado sábado 21 de noviembre me desperté con ansiedad de leer las noticias del día y de mientras tomar mi desayuno habitual. Voy a mi computadora y bajo la edición digital de Clarín y comienzo a leerla, lo de siempre. Mi sorpresa fue encontrarme con una triste noticia que por un momento creí verídica y al ser admirador de Sandro, sentí una profunda tristeza. Me fui al trabajo con esa incertidumbre y ese dolor de la muerte de un ídolo, confiando en la fuente de información, porque el deber de un diario es informar a la gente y supuestamente debería hacerlo con buena fe. En el trabajo hablando con otras personas termino enterándome que Sandro estaba bien, que ya había sido transplantado y que estaba estable y en recuperación. No creía en esas personas, confiaba mas en lo que había leído en el diario, como siempre confío en todas las informaciones que este matutino brinda. La crisis del país, la delincuencia, la política, los deportes, espectáculos y hasta el horóscopo y el servicio fúnebre, todo figura en ese diario. Cuando por fin encendí la televisión y me encontré con la información de que el gitano estaba bien, sentí una inmensa alegría, pero también una gran decepción hacía el grupo y el diario Clarín. Ya la falta de respeto por dar una primicia no tiene límites, ¿hasta donde se puede confiar en este diario o en una información que este da?. Me da miedo pensar de que ya tienen preparada la tapa para cuando caiga la democracia, de que sube el costo de vida un 10000%, de que Sacachispas gana la copa Libertadores, que le pusieron dos brazos a Clemente o que quizás ya tienen anunciada la muerte de algún otro ídolo, o hasta mi propia muerte.
Entonces tomé el teléfono y le di de baja a mi suscripción a ese diario en su edición digital, porque sentí asco y repugnancia por lo que hicieron.
Ahora me planteo muchas cosas, la ley de medios y sus repercusiones, la crisis del campo y hasta la privatización del futbol. No se ya en quien tengo que creer ni que tengo que pensar, me siento esclavo de mi desconfianza y de mis temores. No es que esté a favor de este gobierno o en contra, pero empiezo a entenderlo, yo que pensaba que nunca lo iba a poder entender. Igual hace un tiempo vengo dudando de este diario, sobre todo por el manejo de la información sobre el medio Oriente, ya que conozco dicho lugar y se muy bien como son las cosas. En fin, ustedes son los dueños de lo que leen, pero muchas veces no son dueños de lo que piensan, porque los monopolios mediáticos le lavan la cabeza a la gente y no informan, sino que desinforman. Uno compra una información y la lleva a su cabeza, pero esa información es parte de un negocio de un medio y estos por hacerse su agosto son capaces de cualquier cosa.
Les puedo asegurar que en lo que menos pensaron los monopolios mediáticos cuando salió la ley de medios fue en el pueblo, es evidente que miraron hacia sus bolsillos. Lo que más me duele son los grandes periodistas que trabajan en estos lugares, porque son el futuro de la información en Argentina y tendrían que cuidarse y siempre ser independientes, cueste lo que cueste. Nunca deben permitir que les digan lo que tienen que decir o hacer, porque son el cuarto poder de la república, y tendrían que aprovechar ese beneficio y utilizarlo en pos de un país mejor.
Bryan